domingo, 28 de junio de 2009

MAGIA VERDE

El lugar: El corazón de la ciudad de Los Ángeles, el puerto comercial mas agitado del sur de California, el centro mismo de la cinética del oro y plata transformados en papel ke compra todo, conciencias, lenguajes, nacionalidades, hasta residencias y ciudadanías, todo tipo de productos legales y por su puesto, también ilegales. La esquina de la calle 8 y los Ángeles street el vértice de uno de los sectores mas antiguos del lugar. En medio de viejos y altos edificios pardos, grisáceos y llenos de extraños garigoles y molduras ke no checan con la modernidad de nuestros tiempos, se extiende el famoso distrito comercial del ropaje! Y en esa esquina particularmente rara se encuentran conocidas tiendas de moda europea para caballeros! Fino calzado, trajes de diseñador, Sombreros de tejidos importados mezclas de fibras naturales y pelos de animales, suaves prendas para esos caballeros de las piernas cercenadas, ustedes ya saben donde y se imaginan por ke, y si no es así, solo hace falta ke caminen un par de horas por el centro de los Ángeles o le den una repasadita a choros anteriores también publicados por aki recientemente.

La hora: 11:36 de la mañana, trafico pesado, bien nutrido y surtido de tamaños, colores, marcas y usos. Velocidades controladas no solo por el flujo vehicular sino también por el peatonal. Un día estresante pero normal dentro de lo ke cabe en el centro de una metrópoli como esta.

La regla máxima en el “downtown” jamás por ningún motivo usar el claxon. Es infracción al reglamento y te hace acreedor a una multa, casi al mismo nivel la de respetar al peatón. Si cruza de una acera a la otra no te puedes mover un ápice hasta ke este, pise la banketa del lado a la ke va a cruzar. Es bien sabido ke las reglas y leyes ke rigen en ese lugar son una combinación única entre las leyes del gobierno de la ciudad y las impuestas por la realidad de la calle. El Alcalde de la ciudad tiene ke pensar en todos los personajes involucrados y los intereses económicos también soy muy variados, los grupos organizados y los no organizados convergen en un espacio relativamente pekeño y en un descuido hasta podría un leve error convertirse en un evento de carácter racial o de incidencia internacional, pero con todo y eso el trafico es relativamente ordenado. La excepción se da entre las 11:00 y las 16:00, en la ke conductores de todos los colores y sabores nos reunimos en las calles de Los Ángeles para traficar con nuestras mercancías. Gente conduciendo, unos con experiencia en el manejo de automóviles en el agitado centro de la ciudad la cual esta atiborrada de peatones, y otros no tanto…clientes, compradores, vendedores ambulantes, policías a pie, en bicicleta y un chinguero de patrullas. Sobre las banketas, el universo alterno al de las makinas motorizadas, también se compone de personas de todas las razas habidas y por haber, y al igual algunos con experiencia en la “caminada” y otros no! Algunos nacionales, otros nacionalizados, los mas, ilegales de todas las latitudes del globo, recién llegados, o turistas, compradores de añejo o recientes visitantes en pleno turismo económico. El Babel moderno en el ke se mezclan en makinas y en zapatos, todos los niveles sociales y razas del planeta, sin exagerar.

El día estaba soleado y bastante caliente, acababa de librar un blokeo policíaco sobre la calle wall y la 8 todos las patrullas y bicicletas policíacas se dirigían hacia allá, kien sabe ke diablos pasaría. Ese día el corazón me latía de manera extraña, como si mi arritmia cardiaca se acompasara con las notas musicales ke provenían de la música de Hevia un excelente ejecutante de gaita asturiana español cuya obra es tan particular ke nisikiera me podría atrever a etiketarla.
aaaa

Tanzila sonaba seguida por la murmuradora una y otra vez en el reproductor de cds de mi carro, programado especialmente para repetir estas dos rolas juntas una tras otra, una y otra vez!. A mitad de la cuadra entre la calle 8 y la 7 el semáforo del paso peatonal cintilaba en rojo de manera intermitente, indicando ke debíamos esperar al cruce de los mismos. Ahí mismo fue cuando tome la decisión de desacelerar hasta casi para por completo, cerré las ventanas del auto, le subí el volumen a la música y comencé a avanzar muy lentamente, como a 15km/hr kiza menos. En ese mismo momento una sensación inexplicable me recorrió todo el cuerpo, era como electricidad estática ke me picaba el cuerpo por aki y por allá, era como si la sangre se moviera a velocidad luz en mi interior y rebotara en cada eskina de mi cerebro, unos metros adelante los 2 carriles se convertían en uno solo gracias a una “obra publica” realizada por la ciudad, yo venia a la cabeza de la columna de autos, los demás, los ke venían delante de mi se alejaron rápidamente por el hecho de ke yo disminuía mi velocidad y en menos de 3 segundos “Los Ángeles” street se abría majestuosa y serena frente a mi y llena de colorido, sin trafico, sin el bullicio del día, sin policías…sin presión… La música definitivamente enajenaba mis sentidos, mientras mi automóvil mágicamente muto, convirtiéndose en una inmensa bola de fuego y hielo ke se deslizaba sobre el asfalto como una gota de rocío se resbala sobre el pétalo de una flor. Mi ropa se había convertido en un extraño atuendo, era como una armadura hecha con hojas de plantas y árboles en tonos verdes y sepia y pasto en los brazos ordenado como si fueran escamas, los instrumentos habían sido invadidos por un ejercito inmenso de diminutas hormigas de color amarillo neon con puntitos negros y estas en su hormiguesca labor, intentaban arrancar los números del velocímetro, como si estos estuvieran hechos de azúcar o no se ke. Todas trabajaban en equipo de manera ordenada y sincronizada, hasta parecía ke todas eran clon de la primera, idénticos movimientos y dimensiones, me percate ke el 40 ya iba sobre las espaldas de un pekeño hilito amarillo hecho por las hormigas ke se escurría hacia un hoyo ke habían cavado a un costado del indicador del flotador de la gasolina, cuando la aguja del tacómetro cayo sobre mis piernas.

Afuera, la gente miraba atónita el paso de mi carruaje de hielo y fuego, unos simplemente se detuvieron a mirar mi paso, otros dejaron caer al suelo sus paketes mientras se llevaban las manos a la cabeza en franca expresión de sorpresa…o admiración? No lo se, pero un hombre alto, moreno y barbado ke vestía túnica y turbante me aplaudía emocionado, mas adelante una mujer negra vestida de naranja y ataviada de oro y diamantes, una reina africana! Me hacia una caravana y vociferaba evidentemente emocionada por el espectáculo ke mi auto daba al encabezar la larga columna en ke se había convertido mi osadía. Y así sucesivamente a mi paso encontraba de todo, caballeros águila y tigre, príncipes mayas, chapines, ticos, cubanos, samuráis japoneses, guerreros chinos y coreanos, jekes árabes, magos persas, reyes y cazadores africanos, pescadores islandeses y un interminable desfile de rostros pasmados, absortos otros muchos mas emocionados al ver tan extraña mezcla de…valentía y… ?.

Mi desfile duro desafortunadamente muy poco 7 cabalísticos minutos y 33 cristianos segundos para ser exactos, y en el momento en ke llegue a la eskina de la calle 4 y “los Ángeles” fum! Todo volvió a la normalidad, todo se esfumo, el trafico volvió a la normalidad y la gente a sus ocupaciones, el fuego derritió el hielo y el hielo al derretirse apago el fuego. Mi armadura verde, las hojas y el pasto, las hormigas y todo lo demás desaparecieron, hasta la música se detuvo. Las personas se veían como siempre, tan casuales y tan desinteresadas como siempre. Llegue a mi destino, sin novedad, ningún golpe ni raspón en el carro, ni sikiera un claxonazo!

Atte EL ABAD!

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