viernes, 25 de septiembre de 2009

Climax de fuego

...el cerillo tenia mucho tiempo de sentirse terriblemente atraído por akella dama ke le resultaba irresistible, era simplemente algo ke no podía evitar. Estaba como poseído por akella imagen ke se le antojaba la mas bella ke había visto en toda su larga existencia cerillezca durante se estancia en akella amarillenta caja ke lo contenía y a veces lo confinaba a una oscura y silenciosa soledad junto a akellos otros tantos cerillos ke como el, pasaban su vida recostados kietos, esperando volver a ver akella luz brillante ke les permitía echar un rápido vistazo al mundo exterior.

La mayoría de los cerillos no daban mayor importancia a akellos momentos, su vida transcurría entre el orden y el desorden inconsciente al ke estaban sujetos de manera involuntaria. A veces todos con la cabeza hacia un solo lado, otras tantas con la pata de algún compañero pegada a la cabeza, otras mas en un desorden sin forma, y la única constante era el hecho extraño de ke cada vez ke se habría la caja, un compañero desaparecía misteriosamente para nunca mas volver.

El cerillo, sin embargo, no perdía la oportunidad, cada vez ke la caja se abría, para echarle un rápido vistazo a su amada dama, akella imagen ke ya lo tenia totalmente obsesionado, no era mas ke la imagen mas hermosa ke el había podido observar, la máxima expresión de hermosura de su universo, todo el derredor era un difuso pincelazo de colores sin formas, para el solo existía una visión, y esa era ella, su dama de los sueños, su realidad imposible a la ke temía nunca podría tener cerca el suficiente tiempo como para confesarle su inmenso amor.

La caja se abría y cerraba una y otra vez, los cerillos cada vez eran menos y el continuaba en su persistente empresa. Observarla, admirarla y soñar como seria el tocarla, el tenerla cerca, el percibir su delicado aroma, el entregarse sin limite y dar rienda suelta a su desenfrenada pasión eran su única y obsesiva ocupación.

La caja se abrió otra vez, en esta ocasión el elegido había sido el, un remolino de emociones se agolpo en su pecho, no sabia muy bien ke estaba pasando, primero la angustia de la duda, el no saber ke pasaba, después una terrible emoción al ver ke lo alejaban de su confidencial pasión, pero de pronto su pecho se lleno de jubilo, lo acercaban rápidamente a la fuente de todos sus sueños, a la razón de su esperanza, estaba mucho mas ke emocionado, la rara mezcla de sorpresa, excitación y alegría lo tenían al borde de la histeria. Se acercaba cada vez mas a su amada, ella yacía ahí, como siempre, inmóvil y magnífica, sin inmutarse; algo increíble le sucedió entonces, jamás lo habría imaginado, su cabeza estaba siendo presionada fuertemente contra el cuerpo de su dama haciendo ke la recorriera desde un extremo hasta el otro friccionando fuertemente sus cuerpos, estaba hipnotizado, no atinaba a decir una sola palabra, su cuerpo estaba fundiéndose con el de su amada por fin después de tanto tiempo. En un instante otra vez lo retiraban de ella para arremeter en una nueva acometida en esta ocasión mucho mas firme y enérgica, sus cuerpos se rozaban y friccionaban fuertemente de nueva cuenta, de una manera rápida y en un frenesí inmenso en el ke toda la euforia y emoción del cerillo se manifestaban en una increíble orgía de felicidad.

El éxtasis vino después de una explosión, una estrella incandescente de mil picos ke se estiraban y encogían en todas direcciones, un espléndido rehilete de luz y calor ke eran mucho mas ke solo fuego, después un leve chisporroteo, y una magnifica flama ke nacía en su pecho y se extendía rápidamente por su cabeza iluminando el rostro de su amada y derretia lenta pero incesantemente la cera de su cuerpo. Esta es la máxima expresión de la pasión, se dijo así mismo, mientras el fuego consumía su cuerpo haciendo ke su cabeza se inclinara hacia delante imitando una caravana ante su amada. Unos segundos después, el cerillo era solo un minúsculo y negro cuerpecillo deforme tirado en el suelo. El adiós lo rubricaban un par de azulados serpenteos ke se alejaban de el de manera lenta y suave, como homenajeando su acto. El cerillo supo entonces el significado de lo ke habia tenido en el pecho. Todo kedo a oscuras.

1 comentario:

Vallejo dijo...

Exprimir la cotidianidad para extraerle poesía... Simplemente genial.